La llamada animal

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Animales: Maestros y Sanadores

sábado, 23 de agosto de 2025

Sedna, Reina de las Profundidades

 En los albores del mundo, cuando el viento aún cantaba secretos y las estrellas dormían en el manto oscuro del cielo, existía una joven llamada Sedna. Su piel brillaba con la suavidad del hielo eterno y sus ojos reflejaban el fulgor del norte, ese fuego callado que arde en el alma del Ártico.

Sedna no era una niña común. En ella habitaba la fiereza del mar y el susurro de las olas. Pero el océano, tan vasto y profundo, guardaba sus misterios como un guardián silencioso.





Un día, un espíritu del agua, nacido de las profundidades infinitas, la reclamó. Su voz era como el murmullo de las corrientes, y sus ojos, pozos oscuros que revelaban el secreto del abismo. Sedna sintió el llamado, pero su corazón latía por la tierra y el amor a los suyos.

En la noche de tormenta, cuando el cielo lloraba y el mar rugía con furia ancestral, su padre la llevó en silencio a la embarcación que danzaba sobre las olas y le susurró con el peso de mil inviernos, “ el espíritu del océano te ha reclamado, nada hay que podamos hacer, ve y vive donde siempre perteneciste” y la arrojó al abrazo frío del océano.


Su cuerpo se tensó y sintió miedo de lo oscuro y profundo a su alrededor. Pero algo la llamaba, sentía su melodía. No sentía frio, sólo esa dulce canción que le era vagamente familiar. Ella pertenecía a las aguas profundas, pero aun su mente humana quería sobrevivir así que pataleo y salió a la superficie. Allí la barca de su padre era ya un recuerdo, no había nada ni nadie. Al sacar su mano para aferrarse a algo que flotaba, el hielo se unió a sus dedos liberando fragmentos de partes de su mano.  Que se hundieron y se transformaron en focas, ballenas, peces, orcas  y criaturas marinas. 


Así, Sedna se hundió en el lecho del mar, donde su espíritu se fusionó con las aguas eternas, convirtiéndose en la madre y protectora de todo lo que habita en ellas.

Desde el silencio azul y profundo, Sedna observa el mundo. Es sabia y severa, guardiana de la vida que el mar ofrece. Quien respeta las reglas del océano, encuentra su favor; quien lo ofende, siente su ira en las tormentas y en el vacío de la melodía de las criaturas del mar.


Cuentan las ancianas de las tierras del Hielo, qué solo unos cuantos elegidos pueden peinar a la Diosa cuando entona la canción de la tristeza y su llanto ahoga al mar en furiosas tormentas. No es ira lo que en ella habita, es el recuerdo feroz de haber amado a la Tierra pero pertenecer al salvaje océano.





Cuando peinan sus cabellos, ella se calma y el océano es suave y  calmado. Recuerda su niñez entre las gentes del hielo. No quiere volver pues sabe a dónde pertenece pero eso no evita que en algunas lunas sienta dolor en su pecho.


Sedna, la Reina del Mar Profundo, nos invita a honrar el vínculo sagrado entre la tierra y el agua. En su historia vive el eco eterno de la pertenencia, la transformación dolorosa, ocupar tú lugar y crear. Recordando con fiereza la magia que fluye en las corrientes invisibles de la vida.


Te amo y honro Sedna, Madre. 


¿Quieres saber cómo se relaciona a Sedna con las sirenas?


Arte representativo de Sedna:













Algunas piezas de la diosa son de museos, esta pieza de arte tallada en un hueso de ballena es obra de Joe Nasogaluak qye tuve el inmenso honor de contemplar en el aeropuerto de Vancouver.


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