La llamada animal

La llamada animal
Animales: Maestros y Sanadores

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Entrevista a la Abuela Margarita



Quetzalcóatl (náhuatl: quetzalcōātl, 'serpiente emplumada' 'quetzalli, plumaje; cōātl, serpiente' )? representa la dualidad inherente a la condición humana: la "serpiente" es cuerpo físico con sus limitaciones, y las "plumas" son los principios espirituales.

Con La Abuela Margarita nos encontramos un hermoso y dulce Corazón de Niña, tal como el nombre de su trabajo musical, que recientemente fué lanzado al mercado con la colaboración de Amparo Sánchez, para así poder disfrutar del mensaje de esta gran mujer también de forma musical.

La mujer es la educadora de la humanidad y el cambio en el mundo viene a través de la mujer. Éste se encuentra en el equilibrio de la energía femenina, cuando la mujer coja de nuevo su lugar, cuando encuentre su sitio y empiece de nuevo a amarse y valorarse, el hombre ocupará el suyo.

Entrevista realizada y Editada por: Jose Tamayo " Tote " - totecomm@gmail.com Una Producción de: www.lacajadepandora.eu

Música: Gustavo Pol




El simbolismo de los animales para las tribus nativoamericanas

Las tribus de la costa oeste




La tierra, el mar y el cielo están habitados por animales reverenciados y poderosos en las historias y rituales de la Costa Noroeste. Los espíritus animales aparecen en formas naturales y personificadas para entrar en estados de reciprocidad sobrenatural con los seres humanos. Algunos de los animales más importantes de la costa (el salmón, la ballena, la orca, el oso, el lobo, el águila y el cuervo) muestran esta idea en historias que iluminan los equilibrios cósmicos y los cielos en espiral de la vida. Muchos de los animales venerados figuran como antepasados y son celebrados en las canciones, danzas, historias e imágenes visuales que son propiedad privada de los individuos y clanes.

La Orca  A los seres humanos no se les considera superiores a los animales. Tampoco son independientes de ellos ya que antepasados sobrenaturales de aquellos fueron a menudo espíritus animales. Los Tlingit y Haida, por ejemplo, consideran al Pueblo Orca como una raza superior de seres, a pesar de que los Tlingit mantienen que la primera orca fue hecha por un hombre de un trozo de cedro amarillo.



Las mujeres Haida llevan a los niños a la estela generada por el paso de las manada de orcas y meten sus pies en el agua mientras murmuran una plegaria para que la poderosa Orca, o Sga´na -que significa también «Chamán» y «poder»- les otorgue fuerza, buena salud y riqueza. Los Kwaiutl le rezaban para que les diera comida y colocaban sebo de cabra montesa, corteza de cedro o tabaco en el agua. Los Tsimshian usan orcas para sus piraguas. Muchos de estos pueblos marineros creen que las almas de sus parientes ahogados se convirtieron en orcas y viven con los seres poderosos en su aldea bajo el mar. Esto podría explicar por qué no cazan nunca orcas para comer.






El Lobo y el Oso Entre los animales venerados de la tierra se encuentran el lobo y el oso. Los Nuu-chah-nulth remontan la conexión entre el lobo y la orca a unos tiempos en que el mamífero marino varó en la playa y su espíritu se transformó en Lobo, lo que explica por qué el lobo tiene las mismas marcas blancas y negras. Se les admira y teme como cazadores astutos, despiadados, veloces y hábiles. Los lobos sobrenaturales son una figura importante en la ceremonia invernal de los Nuu-chah-nulth conocida como la Klookwana, donde son responsables de llevar a los iniciados al bosque para empezar el proceso ritual de unirse a una sociedad secreta. En un ritual Kwakiutl similar los lobos muerden y después devoran ansiosamente al iniciado; luego los culpables animales sobrenaturales reviven al danzador.



Aunque no se caza a los lobos para comérselos, a los osos sí. El oso pardo, el Comedor de Salmón, tiene un papel importante junto con las águilas y los seres humanos como cazador omnívoro. Todos los nativos norteamericanos sienten un profundo respeto por el oso y los pueblos de la Costa Noroeste, comparten con ellos muchos aspectos ceremoniales de la caza de este animal. Los cazadores ayunan y se abstienen de mantener relaciones sexuales antes de cazar y le rezan dándole las gracias por entregarles su cuerpo como comida. Después de matarlo colocan su cabeza y su piel en la misma postura de un jefe yaciendo de cuerpo presente. A veces le pintan y untan la cabeza con ocre rojo y plumón de águila; manejan sus huesos con cuidado, no sólo para que el oso se reencarne de una forma perfecta sino para que sus amigos no maten al cazador.


Las fuentes más importantes de alimento, ya sean plantas o animales, se agradecen con oraciones sencillas, como esta Kwaiutl a un oso pardo muerto, que ilustra su relación especial:
«Gracias amigo, porque no me hiciste andar en vano. Has tenido piedad de mi de forma que pudiera obtener caza, que herede tu poder de coser fácilmente con tus manos el salmón que agarras... ¡Oh, Amigo! Ahora unimos nuestras manos para que me trasmitas tu poder de coger todas las cosas fácilmente con tus manos, amigo.»

Las oraciones concluyen a menudo con una petición al animal sacrificado para que diga a todos sus parientes que ha sido bien tratado y que deberían continuar acercándose a las personas con su ofrenda última.  




Fuente de xente.mundo-r.com