Ella era conocida por muchos cómo Grizzly 399 del Parque Nacional del Gran Teton, en Wyoming. Ella era, es y será la Reina del Teton.
A sus casi 30 años, ha sido la hembra reproductora más longeva en todo el Parque de Yellowstone, llegando a criar 4 cachorros en una misma camada. En todo este tiempo, fue madre de 18 crías, de las cuales solo 8 llegaron a la vida adulta. Y era especialmente conocida por su peculiar hábito de rondar zonas urbanas, transitadas por humanos y carreteras. Según algunos estudios, suponen para evitar encontrarse con machos adultos que podrían poner en riesgo la vida de sus crías, elegía estos lugares.
Finalmente hace tan solo cuatro días, esta cercanía con el ser humano, ha sido su final. La Reina ha muerto atropellada cerca de Wyoming, y su único cachorro ha sobrevivido pero no se sabe nada de él.
El domingo estaba dando una clase del Círculo Medicinal Animal, y sentí fuerte a una Osa, no la identifique con ella, pues era mas bien una energía totémica que alguien individual. La muerte de los Antiguos siempre me golpea de forma inadvertida. Llega y se aloja en mi corazón como un frio helador y una falta de aire que aprisiona la vida. Me mostró cosas bonitas, esperanza y un nuevo camino que se abría. Era volver a los brazos de la Madre, a la calma del Agua. Curación me decía.
Así que me pidió que me pusiera la Garra en el Corazón, dónde el dolor acucia. Hace algún tiempo me llego una garra de oso, a través de un artesano Navajo. La había colocado en uno de mis altares, junto a una talla de Oso y unas piedras de la zona dónde ellos viven en Ámerica del Norte. Así que me la puse, cerca de mi corazón. Dónde siempre está Ella, y justamente hoy me llega esta noticia.
Muere la Reina del Teton, un alma de los Antiguos, de los primeros que poblaron Gaia. Un animal extraordinario en su biología y un alma espectacular. Ella nos trae esperanza aun en su muerte, pues como tantos otros me han dicho una y otra vez, toda muerte trae un regalo. Quisiera compartir el regalo de la Reina del Teton, con todos vosotros:
“Soy la bruma en la montaña, invisible como ella. Estaré en el canto de los pájaros y en las gotas del rocío de las hojas de los pinos. Viviré en los estanques junto a los peces, y en el viento junto a mi vieja amiga Águila. No desapareceré, pues me haré una con la Gran Madre, y mi espíritu volara de nuevo a la Gran Estrella, el Hogar de los Osos. Viviré en todo lo que ha vivido en mí. Y seré el sustento de los que lo fueron para mi. El circulo se cierra una vez más. Son muchas, muchas, y siempre es bonito ver desplegar las alas a la vida y caminar de nuevo al hogar.
Mi hijo estará cerca de mí, buscará a sus hermanas, todo es posible.
Vengo a hablaros sobre el tiempo, esa ilusión humana que os aterroriza y os hace tanto daño. El tiempo lineal, solo existe en la mente del ser humano. Dónde el humanos ve degradación y caducidad nosotros vemos sabiduría y excelencia. Dónde el humano ve soledad o vacío, nosotros vemos clan y pertenencia. La diferencia radica en la percepción que tenemos diferente del tiempo. Para nosotros todo son ciclos. Vivos, en movimiento. Para vosotros, todo es lineal, empieza y acaba.
Por eso somos sabias las Abuelas y Abuelos. Por el paso de los ciclos. Ya no nos hace falta fuertes músculos o grandes garras, solo tejer el recuerdo, guiar a otros, recordar las canciones. Y eso es respetado, siempre. Por todos. Soy la Reina de la Montaña, y me respetan todos los Clanes de esta tierra. Pero no me respetan por ser bella o fértil, fuerte, me respetan por ser una Abuela, porque he vivido muchos ciclos aquí. Podríamos decir que soy la Abuela de las Abuelas Osas.
Y como habla el tiempo a través de mi, os vengo a dar un regalo en esta mi última despedida:
Dejar de enjuiciar como usáis el tiempo que se os ha dado en esta vida. Mientras dialoguéis con el tiempo, pasará. El tiempo esta para vivirlo, sentirlo. No para establecer diálogos, razonamientos y observaciones. Lo que hay que observar es la vida, las acciones, los suspiros. Pero el tiempo no debe ser observado, solo vivido. Luego observa lo que hayas vivido y aprende de ello. El tiempo es la partitura donde escribimos nuestra canción, sino fluye jamas habrá melodía.
Asia te llevo en mi corazón y ahora estoy en el tuyo. Junto a Satao, Marah, Aslan, Tili, Cecil y muchos otros. Amamos tú melodía, nunca lo olvides.”
La Reina de las Abuelas, o Grizzly 399 a través de Asia Moana.
Por un mundo en el que el acercamiento entre el humano y la naturaleza salvaje cree vida y la respete.
Imágenes de Infobae de George Frey. AP. Jacob Krank.
Asia Moana
"Sé que algunos administradores de la vida silvestre se esconden detrás de su argumento de que 'sólo gestionamos poblaciones' porque no quieren admitir que existe sensibilidad en seres no humanos. La razón por la que lo hacen es porque les resulta mucho más difícil justificar una temporada de caza en la que se mataría a los osos pardos por deporte, por diversión, como trofeos o porque dicen que hay 'osos sobrantes' para poder cazarlos como si fueran mazorcas de maíz o fanegas de trigo. Saben que si permiten que osos como 399 entren en sus corazones, no habrá vuelta atrás. Un oso pardo salvaje es diferente de un perro doméstico en la forma en que interactuamos con esos animales, pero las mismas emociones amables e inteligencia que admiramos en nuestros perros están presentes, indiscutiblemente, en los osos pardos".
— Tom Mangelsen, fotógrafo de naturaleza de Jackson Hole
https://mountainjournal.org/appearance-of-famous-jackson-hole-grizzly-399-demands-human-reflection