Ella es Nyanga, la primera leona blanca que conocí y la que me llamó a uno de los trabajos más bonitos que he realizado en mi vida, los Códigos Leones Blancos. Nyanga vive en un santuario en Sudáfrica, ella es la embajadora de los animales desterrados. Como ella misma nos contó y publiqué en mi libro Conexión del Alma Animal el destierro es una gran herida que muchos llevamos desde tiempos y lugares tan ancestrales como Lyra.
“Yo represento a los animales
desanclados del lugar que deberían estar, que son muchos de los cautivos que hay
en este planeta. Ya sean felinos, cetaceos con los cuales nos unen un estrecho vínculo
o aves. La tierra necesita que sus hijos hagan lo que vinieron hacer, que estén
allá donde deben estar y sean, vivan y respiren desde ahí. “
Es sobre el
destierro, que Nyanga y la conciencia de los Leones Blancos quieren hablar.
Estamos viviendo
tiempos de destierros y genocidios. De lugares dónde mueres sólo por existir. El
ser humano tiene en su historia una gran cicatriz llamada exilio. No viene de un
solo pueblo, como tampoco de un solo origen cósmico. Pero es desde ahí, donde
podemos unirnos.,
Lyra fue el lugar
dónde perdimos el hogar sagrado. Lyra fue el hogar de los Leones Blancos,
tierra sacra de los Linajes Blancos. Perdimos nuestros templos, y artefactos mágicos
pero también perdimos a nuestras madres y padres. Fuimos niños enviados lejos
para ser salvados. En nosotros late el pulso del refugiado.
Y lo seguimos
viendo, hoy, aquí y ahora: Palestina, Congo, Sudán, Maui, Siria.. Y así muchos
más. Y lo que nunca pudieron arrebatarnos fue nuestrtra fuerza espiritual,
nuestro creer, fe, llámalo como quieras. Esa certeza en nuestros corazones de
que estamos en lo qué debemos estar. En sentir realmente nuestra posición y que
esa fuerza y claridad nos de esperanza para hoy, solo hoy resistir. Porque de
eso va esto, no se trata de alcanzar la paz, no existe esa opción, puesto que
no quieren rendición o pactos, quieren aniquilar. Sino de enviar a esos
pueblos, tierras, gentes, animales fuerza y coraje, alegría y voluntad para
resistir. No quieren acabar con una tierra y sus gentes, quieren matar la
libertad, quieren que se vea el poder crudo y dominador. Quieren que sea un símbolo,
acoso y derribo. Por eso lo que los leones hablan con contundencia:
Recuerda ese momento
en el que tú vida acabo tal y como la conocías, recuerda ese miedo, ese momento
de terror o incertidumbre. Y recuerda después como pusiste el pie en la tierra
y caminaste. Que pensamiento y acción te llevó hasta aquí. Recuerda que fuerza
te levantó del suelo e hizo que tuvieras esperanza. Y después hincha tu corazón
de esa esperanza y fuerza, de fe y amor, y envíalo a todos aquellos que
sientas. Porque podrán bombardear tierras, verter la sangre de una tierra, pero
nuestra fuerza espirutal no pueden tocarla, jamás.
Eso os pertenece y os
une, seáis quien seáis, recéis a quienes recéis, la fe y la esperanza es de
todos, no tiene credo, color ni idioma. Es algo que nos une, que nos define y
nos hace mejores seres. Envia eso, y se parte de la esperanza en cada palabra,
acto y pensamiento.
Nyanga a través de Asia.
Imágenes CIAF rescues, de Nyanga tras su traslado al santuario
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